Silvita Araya, quien por largo tiempo padeció con sus enfermedades, ayer 25 de marzo nos dejó, descansando de sus dolencias, siempre con el ánimo arriba, con sus tallas, solidaria y buena amiga, una sonrisa a flor de piel, uno de sus sueños era volver a caminar para poder recuperar el tiempo perdido.
Ahora ella tiene alas para poder ir donde quiera y acompañarnos desde el cielo, sus amigos Claudio Salas y Miguel Angel Salazar.