FLORES DEL MAL dramático, nos traslada al origen de los movimientos sociales en Asia –África, cuyo escenario es un régimen islámico que para la mayoría de las personas occidentales se trata de una dictadura de la fe. Nos referimos a IRÁN, lugar en que miles de jóvenes universitarios salieron a las calles a denunciar el fraude electoral en el año 2009, y junto con ello la vulnerabilidad de la carencia en un país tan rico.
Ahahita (Alice Belaid) nos revela la expresión más cautivadora de la película, la lucha por la libertad, el discernimiento y el término del miedo. Refugiada por sus padres en París, Francia, conoce a un joven musulmán no confesional (Gecko), quien se cautiva y enamora de alguien que reconoce como de su propia especie y que, como en toda sociedad convencional, el miedo al fracaso, el perdón por las misericordias y la culpa por los actos de libertad, se encuentran presentes en ellos y por ende en todas y todos nosotros.
Es una PELICULA que vale la pena ver.
David Dusa nos regala esta obra para la reflexión del perdón y la culpa, sin ser su Opera Prima, y nos recuerda tomarnos la libertad de discernir y decidir sin temor al miedo.
Máxima interpretación del joven Rachid Youcef (Gecko), quién soporta un peso llena de aristas, donde las oportunidades que tuvimos cuando fuimos jóvenes, no siempre las supimos conllevar. …. - una buena lección…- “trabajo para viajar”.
Mario Lizana C.
Miembro de CEAES.